2019: Devolver el ‘corazón’ al trabajo

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Mis hijos ven la película de Moana una vez al día. Es una película de animación para niños, pero la trama –la certeza de la tradición versus la incertidumbre de lo desconocido-, me sirve para abrir nuestras publicaciones de este 2019.

Si no la has visto, te la resumo (¡spoiler!):

  1. La hija adolescente -Moana- del jefe de una tribu que vive en una isla del Pacífico está obsesionada con el mar. Su papá, por el contrario, prohíbe la navegación más allá del arrecife. “Esta isla tiene todo lo que necesitas”, le dice a su hija. “Olvida el mar: tu pueblo te necesita aquí”.
  2. La mamá del Jefe -abuelita de Moana- es la loca del pueblo. Su trabajo consiste en contarle historias a los niños sobre los mitos y leyendas de la tribu.
  3. Una de esas historias es sobre Maui, el semidios del mar y el viento. Hace al menos mil años, Maui robó el corazón de Te Fiti -básicamente la madre naturaleza- con el objeto de dárselo a los humanos y ganarse su adoración. Pero las cosas no salen como él pensaba, y el robo de Maui detona una crisis ambiental.
  4. En el presente, el pueblo de Moana está sufriendo las consecuencias de esto: los cocos nacen muertos y ya no hay peces.
  5. Moana le dice a su papá que hay que atreverse a navegar fuera del arrecife para devolver el corazón de Maui, pero su papá no cree en eso.
  6. Moana desobedece a su papá e inicia un viaje para regresarle el corazón a Te Fiti. Eventualmente, Moana lo logra y regresa como héroe a su pueblo.

Sin el Corazón de Te Fiti, el medio ambiente entraba en desbalance.

Me quiero fijar en el papel de la abuelita -la storyteller in chief-. Moana se arriesga a hacer ese viaje (y en el camino enfrentarse a que no sabe navegar, a convencer a Maui de devolver el corazón y a pelear contra monstruos de todos los tamaños) porque cree en las historias que su abuela le contó.

Las historias de la abuela son el puente entre un presente que ya no funciona, y un mejor futuro.

Se ha hecho muy poco

En 1992, Bill Clinton dijo que si el norteamericano “trabajaba duro y jugaba de acuerdo a las reglas”, tendría acceso a ser de la clase media.

El problema es que esa frase -que quizá nunca fue representativa para los mexicanos-, ya no es vigente para nadie.

“Cuando Clinton acuñó su frase en 1992”, escribió Thomas Friedman en el New York Times hace siete años, “el internet apenas estaba despegando, casi nadie tenía email y la Guerra Fría acababa de terminar. En otras palabras, aún vivíamos en un sistema cerrado, en un mundo de muros, que apenas empezaban a derrumbarse”.

¿Qué ha sucedido desde ese tiempo?

“Surgió la complejidad. Globalization. El Internet. Dispositivos móviles. Startups ganando billones a los pocos años de salir del garage. Eventos tipo “Cisne Negro” como la crisis financiera. Interconectividad y volatilidad a niveles imprecedentes… Y aún así hemos hecho muy poco para cambiar la forma en que trabajamos y nos organizamos”. -The Os Canvas

El mundo se ha acelerado, pero seguimos trabajando como lo hacíamos hace cien años (mismos organigramas, mismos procesos, mismos espacios de trabajo). Esto, además de frenar el desarrollo de la humanidad, ahoga mucho del espíritu humano.

Para una parte importante de las personas, la vida corporativa es tediosa, desactualizada y, a veces, superficial.

En el 2011, antes siquiera de que Astrolab tuviera nombre, escribí esto en mi blog, frustrado por mi carrera como abogado corporativo:

“En algún momento de tu existencia creíste que eras una persona creativa, apasionada, ilusionada e inspirada. Claro, esos años de juventud cuando te creías capaz de muchas cosas, de proyectos cuyo dinamismo llegaría hasta los horizontes. En todo rincón se sabría de ti y de tus esfuerzos por sacar de tu denso interior los planes para cambiar el mundo, para hacerlo un mejor lugar.

Hasta que entendiste -un par de meses dentro de tu vida laboral de tiempo completo- que la sociedad no tenía plataformas para tus pasiones. Que lo mejor, lo más conveniente, lo más prudente, era olvidarte de esas fantasías. Que era mejor entrar a ese corporativo y, con el tiempo, escalar puestos. A rastras.

Pero… un día, el menos esperado, te levantas unos minutos antes de lo previsto y tienes una revelación. Ahí, en la intimidad de tu cuarto, mientras miras el techo que aún trasluce oscuridad de una noche que empieza a desaparecer, entiendes que tus sueños son -pueden ser- reales. Y que si no te encargas de que se cumplan, nadie lo hará por ti. Y que sólo tienes una oportunidad de luchar por ellos.”

#TrabajaExtraordinario

El mundo se ha acelerado, pero el trabajo corporativo sigue siendo un lastre para millones de personas.

Muchísimos entran a la vida laboral con la misión de cambiar el mundo, pero se enfrentan a jefes demasiado enfocados en el control; a organizaciones que hacen menos al colaborador; reglas de trabajo que limitan la creatividad; a indicadores que frenan la colaboración y el pensamiento fuera de la caja. Y entonces esos millones se someten, luego se duermen, y al final se apagan.

Urgen nuevas narrativas sobre el trabajo, historias como las de la abuelita de Moana que nos ayuden a mirar más allá del arrecife y nos convenzan de que podemos trabajar e interactuar de forma diferente.

Durante todo este mes pasado -enero del 2019-, los de Astrolab hemos dedicado muchas horas a repensar nuestro papel en esta cruzada: ¿qué queremos ser? ¿por qué hacemos lo que hacemos? ¿desde qué enfoque o ángulo queremos trabajar para acelerar esta transformación?

A raíz de esto creamos un Manifiesto, que pronto verás publicado en nuestras redes sociales.

Además, inspirados en la campaña Think Different de Apple, dimos con el concepto de #TrabajaExtraordinario, que resume lo que creemos que debería de ser el trabajo para cada uno de nosotros -para ti también-: una oportunidad para alcanzar nuestro potencial como seres humanos, y el mejor camino para resolver los grandes problemas de la humanidad.

Durante este 2019 haremos nuestro mejor esfuerzo para ser esos contadores de historias que te ayuden a repensar tu manera de hacer las cosas, te inspiren a ir más allá de lo ordinario y -al hacer esto- le devuelvas el corazón al trabajo.

Estás llamado para algo más. Trabaja Extraordinario.

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Juan
5 years ago

Muy buen articulo y reflexión

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